Aviso importante: Este artículo tiene fines informativos y educativos. No reemplaza la evaluación médica profesional. Si tienes diabetes o problemas en los pies, acude siempre a un especialista para diagnóstico y tratamiento personalizado.
El pie diabético es una complicación de la diabetes que afecta la piel, los nervios y la circulación de los pies. Puede causar hormigueo, pérdida de sensibilidad, grietas, callos, heridas que no cicatrizan e incluso gangrena. Detectarlo y tratarlo a tiempo es fundamental para evitar complicaciones graves y mejorar la calidad de vida.
Hormigueo o entumecimiento en los pies.
Pérdida de sensibilidad: no sentir la temperatura del piso.
Piel seca, grietas y callos.
Heridas que no cicatrizan y supuran.
Cambios de color en la piel, como oscurecimiento o negro.
Dificultad para caminar, dolor o ardor.
Revisar los pies a diario.
Mantener la piel hidratada, evitando la zona entre los dedos.
Usar calzado cómodo y seguro.
Controlar los niveles de glucosa en sangre.
No fumar, para proteger la circulación.
Evaluación médica completa de heridas, circulación y sensibilidad.
Limpieza y cuidado especializado de úlceras y raspaduras.
Técnicas para mejorar la circulación y promover la cicatrización.
Seguimiento cercano para prevenir infecciones y gangrena.
Intervención quirúrgica solo en casos graves, buscando salvar el pie y la vida del paciente.
La prevención y el tratamiento oportuno pueden marcar la diferencia entre complicaciones graves y una recuperación completa. Si tienes diabetes y notas cambios en tus pies, acude a un especialista para una evaluación médica integral y tratamiento personalizado.
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